martes, 21 de mayo de 2013

¿Has elegido bien la campana de tu cocina? O ¿Cómo elegir correctamente tu nueva campana?


 Muchas veces estamos haciendo un filete a la plancha o friendo unas sardinas en casa y de pronto, la atmósfera de la cocina se transforma en una mixtura de humos, olores y grasas que intentamos solucionar encendiendo la campana a toda velocidad.

Si has elegido bien tu campana esta situación se solventa en pocos minutos, y aunque en casos de mucha cantidad de humo, debas mantener la campana encendida hasta un rato después de haber terminado de cocinar, la grasa acaba en el filtro de la campana, el aire depurado, y los olores fuertes se disipan.

Campana decorativa
¿Pero y si has elegido mal tu campana? Entonces encenderás la campana a la misma velocidad a la que corres a abrir la ventana para que todo el patio de vecinos, el vecino de enfrente, incluso el perro del vecino, admiren tus habilidades culinarias y la ropa que haya tendida en el entorno recuerde las próximas semanas que quizás no elegiste bien la campana que tienes instalada en tu casa.

¿Y esto, cómo se hace? Realmente es una fórmula matemática, pero tan simple, que hasta un servidor, cabeza dura donde las haya a la hora de manejar números simples, entiende.

Y en resumen, la eficacia de una campana se calcula:
M2 de la cocina x Altura de la cocina x 10 recambios de aire
 =
Capacidad de aspiración necesaria para 10 recambios de aire/hora

Ejemplo:

Una cocina de 15 m2 de 3 metros de altura necesita una campana que aspire al menos 450 m3/h.

 En efecto: 15m2 x 3m x 10 = 450 m3/h.

Esto, sin tanta fórmula equivale a multiplicar los metros cuadrados de la cocina por la altura de la misma y por 10. El resultado es la capacidad de aspiración, que en las especificaciones de la campana aparece como M3/H.
Campana Faber

La campana será eficaz aspirando tu cocina si el resultado de la fórmula es igual o menor que la capacidad de aspiración de tu campana. En caso contrario, necesitarás una ventana cerca y vecinos comprensivos.

Evidentemente, hay otros factores que condicionan la elección de una campana extractora: diseño, nivel de integración, nivel de ruido, mantenimiento... pero en su función primigenia, que es extraer el humo y los olores, la clave es que aspire lo suficiente. A partir de ahí, el resto es cuestión de gustos, o no.

En el próximo post analizaremos por qué es importante que todos los datos de la campana sean acordes a la norma DIN. Y por qué, aprovechándose de nuestra falta de tiempo para analizar y estudiar todos los productos que adquirimos, muchas empresas nos dan gato por liebre.


Justo Ruiz Ochoa
@justoro

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